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¿Vale la pena comprar un coche de tracción trasera?

El tipo de tracción de los vehículos es un asunto que muchas personas dan por hecho. La mayoría de los automóviles cuenta con tracción delantera, es decir, el motor potencia las ruedas de delante. Sin embargo, algunas marcas como Mercedes o BMW optan por la tracción trasera.

La diferencia más obvia de la tracción trasera es que la fuerza del motor la reciben los neumáticos de atrás. Este cambio implica ciertas diferencias en la conducción que muchos conductores no notarán en su día a día. A pesar de estas leves diferencias hay muchas personas que sienten rechazo por comprar coches de tracción trasera o prefieren la tracción delantera sin pararse a pensar en las verdaderas implicaciones de la elección.

¿Cómo es conducir un coche de tracción trasera?

La principal diferencia entre los vehículos de tracción trasera y los que la tiene delante, es la distribución del peso. Al estar el transmisor (las ruedas traseras) más alejadas del propulsor (el motor) el reparto de las masas es más homogéneo. Este hecho se traduce en una mejor aceleración. No en vano muchas de las marcas que optan por este tipo de tracción son fabricantes de coches deportivos. La conducción general de los coches de tracción trasera es más estable y precisa.

coche de tracción trasera

En condiciones climáticas adversas como la lluvia, la nieve o el hielo es dónde la tracción trasera sufre. También tienden al sobreviraje, que el vehículo gire más de lo esperado. Por su parte, los automóviles de tracción delantera tienden a subviraje, que el vehículo gire menos de lo esperado.

Independientemente de que los automóviles con tracción trasera se asocien a marcas deportivas o de lujo, estos coches suelen ser más caros. Esto se debe a que los componentes para trasladar la potencia hasta las ruedas traseras los hacen más costosos de fabricar.

En definitiva, la compra de un coche de tracción trasera es recomendable siempre que el conductor sea consciente de sus peculiaridades.