La bujía de un automóvil desempeña un papel crucial al generar la chispa que da movimiento al motor. Esta chispa se debe a la mezcla de gasolina y aire dentro de los cilindros. El número de bujías en un vehículo está determinado por la cantidad de cilindros que tiene. Se suele entender que cuántas más bujías tenga un coche más velocidad tiene. Esta creencia es absolutamente falsa.
Las bujías están formadas por el terminal superior, el cuerpo principal, la rosca y el electrodo. Existen dos tipos de bujías: la bujía de encendido y la de precalentamiento. La bujía de encendido es las utilizada en vehículos de gasolina y la bujía de precalentamiento en vehículos diésel.
¿Cuáles son las averías más comunes relacionadas con las bujías?
Uno de los principales problemas que pueden afectar a la bujía es el óxido. Esta avería es especialmente frecuente en ambientes húmedos o en coches con poco uso. El primer síntoma de que la bujía se está oxidando es la pérdida de potencia y las dificultades para encender el motor.
Al conducir con marchas muy largas o velocidades muy bajas se aumenta las probabilidades de que el carbón entre en las bujías. La bujía llena de carbón se ennegrece e impide que el vehículo arranque. La pérdida de aceite o conducir con combustibles de baja calidad hacen que la bujía se vuelva blanca. La bujía blanca provocará que el motor falle al llegar a velocidades altas.
La avería más extrema en esta pieza es la preignición. La preignición es que las bujías alcancen tal temperatura que acaben fundiéndose entre ellas. Suele deberse a un aumento considerable de la temperatura del motor por uso negligente o por falta de refrigeración. Los coches con preignición sufren una pérdida total de la potencia.
Por supuesto, ante cualquier señal de avería en las bujías de tu coche deberás acudir a tu taller de confianza para realizar una revisión. El cambio de las bujías tiene un precio entre los 50 y los 120 euros.
Fuentes: Invarat, GarantiPLUS y Canva.
